Es Bautismo de fuego, probablemente, la más irregular de las novelas de la saga. Esto es así porque se vuelve a producir en ella un cambio de formato, menor, pero considerable tras el alto nivel de excelencia logrado en
Tiempo de odio.

Y es que si en la anterior novela tenía muchísimos puntos de vista que conformaban un collage deslumbrante y repleto de dinamismo, ahora nos reducimos casi exclusivamente a las ópticas de Ciri y de Geralt, siendo la acción más lineal, y no nos engañemos, aunque todo lo que le sucede a Ciri es muy interesante, el personaje en sí no tiene el desbordante carisma del brujo, mientras que éste durante la novela emprende un viaje a ninguna parte, que precisamente por esta falta de un objetivo bien definido, no llega a enganchar del todo al lector. Quizá sea este el (salvable) problema, quizá sea sencillamente el necesario bajón después de alcanzar la cima anterior, si bien es cierto que tras una primera mitad algo más fría que de costumbre, con las páginas la novela mejora considerablemente.
No quiero, sin embargo, desaconsejar la obra, más bien lo contrario. Siendo la que menos me gusta, sigue siendo parte fundamental de la saga y sigue los cánones que han hecho de la misma una de las mejores de la fantasía moderna: el sentido del humor de amplio recorrido, empleando con la misma soltura finas metáforas que bromas con palabras gruesas. El manejo del ritmo literario exactamente según los deseos de Sapkowski que nos vuelve adictos sin contemplaciones. La perfecta descripción de las trepidantes escenas de acción. El atractivo de los protagonistas. La construcción de personajes, tanto principales como secundarios, así como la riqueza y diversidad de los mismos. También la creación de razas. Los enanos de esta saga, por ejemplo, son mis favoritos de toda la fantasía.La riqueza de vocabulario y las drásticas diferencias en el uso del mismo dependiendo de quién tenga la palabra, que convierten cada libro en una delicia sintáctica. La abundancia de mensajes tan solo esbozados para que el lector los interprete como desee, mas nunca mediante imposiciones… Estas son las constantes en la escritura del polaco, en la serie de Geralt de Rivia, y como constantes que son aquí también aparecen.
Además de todas esas constantes, también existen muchas variables.