Allá por el 97, el viejo conocido de este blog Javier Negrete (creador de la excelente tetralogía de Tramorea que comenzara con La Espada de Fuego, y que no me cansaré de recomendar) escribía su primera novela larga, La Mirada de las Furias, ganando con ella un Ignotus y aclarando, por si alguien tenía dudas, que había venido para quedarse.
La novela supone una mezcolanza de los géneros de ciencia ficción y aventuras con toques de detectivesco, mas por encima de todo ello, funciona desde, por y para su protagonista Éremos, un hombre mejorado hasta los límites de la perfección en el laboratorio de una megacorporación, cuyo cuerpo es un diseño perfecto y cuya mente posee mayor capacidad de procesamiento que la de una red paralela de ordenadores. Además, es un asesino amoral que no dudará en realizar cualquier acción para obtener el resultado deseado. Por alguna razón, este tipo de elementos no estarán bien considerados por unas autoridades conservadoras, por lo que su empresa propietaria lo dormirá durante unas décadas, reservando tan valioso activo para un momento de necesidad extrema.
Curiosamente, la empatía con un sociópata de tal magnitud resultará sencilla para el lector, y no solo no pesará el que sea el motor único sino que resultará de agradecer, recordando vagamente a El granuja espacial del genial Fredric Brown. A veces parecerá ser víctima del síndrome del superhombre, esto es, un personaje tan perfecto y poderoso que no dé la sensación de poder fracasar en ningún empeño, pero para ello Javier Negrete sube la apuesta y con cada logro la dificultad y el reto del siguiente será superior hasta el límite de lo humanamente imposible y de lo inhumanamente imposible.
Conan el Cimmerio: El pueblo del Círculo Negro
-
Conan o un supermodelo de los '90.
*«Es milagroso que hayáis podido cruzar la niebla y salir vivos de la
alfombra de Yimsha, pero aquí se acaban los mil...
Hace 1 día