Con esta segunda entrega de la saga de las fantásticas aventuras del brujo
Geralt de Rivia nos encontramos con lo que va a ser la transición entre la antología de relatos y la novela; lo primero porque, al igual que
El último deseo (
reseñado aquí), tiene formato de colección de cuentos que siguen enriqueciendo decididamente la intrahistoria, y lo segundo porque con los dos últimos relatos vamos a quedar introducidos dentro del hilo argumental que van a seguir el resto de las novelas.
Con esta obra acaba la puesta en escena de Geralt así como de algunos de los personajes de su entorno más directo y otros secundarios que aparecerán recurrentemente en la historia posterior. Por supuesto los dos más importantes a priori son Jaskier, su desvergonzado y talentoso amigo, tan canallesco como leal, y Yennefer, la poderosa hechicera con aroma a lilas y grosellas con la que mantendrá, aparentemente para siempre, una asfixiante relación de amor imposible. También hay que hablar de la pequeña Ciri, nunca mejor dicho “destinada” a vivir en el ojo del huracán. El resto de los secundarios, si bien de menor importancia, son siempre presentados con maestría por Sapkowski, que nunca tiene reparo en poner en la boca de un labriego patán sin importancia las mejores frases de un diálogo, y es que vaya diálogos sabe escribir. No hablarán nunca igual ni emplearán el mismo repertorio de vocablos (ni parecido) un comerciante y un terrateniente, un vulgar mercenario y un asesino a sueldo, una princesa y una dríade, un brujo y una hechicera. El escritor polaco tiene un enorme talento para definir un personaje con tan solo unos esbozos y no tiene mejor herramienta para hacerlo que sus diálogos brillantes y naturales. Esta característica es una constante en toda su obra, no sólo en ésta. Tras decir esto sería injusto continuar sin mencionar la estupenda labor de traducción al castellano de José María Faraldo.
Hablaré ahora de los relatos uno a uno, en los que por supuesto se mantiene continuamente la mezcla entre amargura y ácido sentido del humor.