miércoles, 17 de marzo de 2010

RESEÑA: Las extrañas aventuras de Solomon Kane, de Robert E. Howard

Se podría afirmar que el actual estándar de fantasía épica es el que se estableció con Tolkien en los años cincuenta (años setenta en España) con El Señor de los Anillos: obras complejas con muchos protagonistas no unidimensionales, en mundos desarrollados (a veces demasiado) con historias enrevesadas que habitualmente se alargan cientos o miles de páginas en varias partes. Pero, antes de Tolkien ese estándar era bien diferente. Más bien se llevaban historias sueltas protagonizadas por buenos muy buenos que luchaban contra malos muy malos durante unas decenas de páginas, y si al final el relato gustaba, pues escribías otro con el mismo protagonista.
Esta literatura de pasar un rato (no peyorativamente) conformaba las famosas pulp fictions de revistas tales como Amazing Stories o Weird Tales, que lanzaran a escritores de lo fantástico tan célebres hoy como H. P. Lovecraft o Robert E. Howard.



El personaje más famoso de este último es Conan el cimmerio, no sólo por los relatos sino también por los comics y las películas, pero no es el único, y de otro de ellos, Solomon Kane, vengo a hablar.


En Las extrañas aventuras de Solomon Kane (Valdemar) podemos encontrar la totalidad de cuentos que Howard escribiera sobre este personaje, con bastantes rasgos en común con Conan, la audacia, astucia y temeridad desmedidas, pero con diferencias también marcadas: más lúgubre, con un sentido de la justicia que raya la locura frente al pragmatismo del cimmerio, y sobre todo, las aventuras de Kane transcurren en el "mundo real", en la época de Isabel I de Inglaterra, en la misteriosa Europa y sobre todo en la desconocida África, si bien salpimentando con elementos fantásticos continuamente.

El nivel en general es muy bueno, con momentos de brillantez y se nota el cariño con que Howard trataba a este espadachín que no conocía la piedad, buscando también la complicidad del lector, aunque he de recordar que no nos encontramos ante una obra ambiciosa, sino ante una colección de cuentos cuyo objetivo es sencillamente entretener contando una buena aventura, y si en ella acompaña el poderoso yuyu del africano N'Longa (un gran secundario), mejor que mejor. Al que espere esto le satisfará plenamente y podrá disfrutarlo como se merece, así como al que quiera adquirir un poco de perspectiva histórica de la literatura fantástica.
Además en el último (y estupendo) relato podremos conocer a Sonya la Roja tal y como la concibió Howard, heroína del sitio de Viena por Suleiman el Magnífico y no como la bastardeada Red Sonja del universo Conan, de diminuto pero ultraprotector bikini de cota de malla.

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