- Porque es de William Shakespeare, y todo lo que escribió este hombre merece ser leído. Resulta, sin duda, un tópico, pero el inglés escribía como quería, y cualquiera por cuyas manos haya pasado uno de sus libros lo sabe. El dominio de las palabras es apabullante, pero no las utiliza como un pintor dando pinceladas hasta obtener la tonalidad perfecta en color, brillo y sutileza. No solo así, quiero decir. También como un fino pero nervioso esgrimista, haciendo bailar en el aire las palabras como el acero con energía y fluidez, y haciendo sangre cuando es necesario.
- Porque es una de las obras más fantásticas del Bardo. Y no olvidemos que Shakespeare es uno de los grandes maestros del fantástico, debido en buena parte a su gusto por la mitología clásica. Fantasmas sedientos de venganza o brujas profetizando trágicos futuros pueblan sus páginas más célebres. En Sueño de una noche de verano reinventará el País de las Hadas y nos cautivará al dárnoslo a conocer. Magia, filtros de amor, criaturas fantásticas, seres invisibles entre las ramas de los árboles y mucho más cada vez que aparezcan el intenso rey Oberón, la encantadora reina Titania, sus séquitos de duendes y hadas o el granuja y liante de Robín el Bueno, también conocido como Puck.
- Porque es endemoniadamente divertida. El duque Teseo se casa con Hipólita, encontrándose que por otro lado Helena ama a Demetrio. Demetrio hace lo propio con Hermia, y tiene la aprobación paternal. Pero Hermia ama a Lisandro, y es correspondida. Comedia de enredo con tintes clásicos a la que le dan una vuelta de tuerca los tejemanejes faéricos.
- Porque si no fuera un desvarío calificarla de posmoderna en 1596, lo estaría haciendo, pues es una obra que dialoga con el lector/espectador sobre sí misma, jugando con nosotros a preguntarse sobre la narración, el narrador, los personajes y los receptores, hasta el punto de incluir para tal efecto una suerte de sainete ligero absorbido por la obra, disparatado e igualmente divertido si no más: La dolorosísima comedia y la crudelísima muerte de Píramo y Tisbe. Y es una delicia dejarse arrastrar a este juego.
- Por el teatro. Porque si tenemos la oportunidad de ver esta obra representada no debemos dejarla escapar. Así, si aún no la hemos visto, será un conocimiento previo que enriquecerá el espectáculo, y si ya la hemos presenciado, no hará sino sacarnos la sonrisa rememorándola.
- Por las influencias posteriores. Literatura aparte, no solo es una obra miles de veces representada, sino trasladada en varias ocasiones al cine, u homenajeada sui generis en cómic con extraordinario resultado por Neil Gaiman y Charles Vess en un memorable y premiado número de Sandman en el que convierte al propio Shakespeare y a su troupe en personajes:
- Porque es una de esas obras maestras que no han dejado de serlo con el paso de los siglos.
- Porque si no convence, son solo ciento y pico páginas de inversión temporal. Aunque suele convencer.
- Porque tiene la mejor conclusión de obra literaria que recuerdo, en boca del genial Puck para poner punto y final a la obra, hablándole directamente al lector/espectador antes de abandonar la escena, que aprovecho para recordar aquí:
Si esta ilusión ha ofendido,
pensad, para corregirlo,
que dormíais mientras salían
todas estas fantasías.
Y a este pobre y vano empeño,
que no ha dado más que un sueño,
no le pongáis objeción,
que así lo haremos mejor.
Os da palabra este duende:
si el silbido de serpiente
conseguimos evitar,
prometemos mejorar;
si no, soy un mentiroso.
Buenas noches digo a todos.
Si amigos sois, aplaudid
y os lo premiará Robín.
- Por muchas razones más, que ahora mismo no me vienen a la cabeza pues ya he dado bastantes y no pretendo ser extensivo.
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