Creo que no sorprendería a nadie si dijera que Andrzej Sapkowski es el escritor de fantasía de mayor talento de la época que nos ha tocado vivir. Digo no sorprender, ojo, que cualquiera puede opinar diferente; tampoco me sorprendería a mí que nadie realizara tal afirmación sobre Martin, Rothfuss, Sanderson o incluso Abercrombie, pero en mi opinión el polaco impregna sus páginas con más calidad que nadie hoy día. Y ha alcanzado tal posición mediante la archiconocida saga de Geralt de Rivia. Y lo malo es que esto quizá suponga un problema para aproximarnos a una novela autoconclusiva y considerablemente corta como Víbora.
Con Geralt conocimos una larga saga de dos libros de relatos y cinco novelas que supusieron un hito en fantasía épica. Acercarnos a Víbora con el brujo en mente puede conducir con facilidad a la decepción, pues es una historia mucho más corta (apenas 180 páginas), menos ambiciosa y con un trasfondo diametralmente opuesto al del rivio. No se ubica en un universo puramente fantástico, sino en un momento histórico muy concreto: la invasión soviética de Afganistán, añadiéndose algunos elementos fantásticos a una base netamente realista. ¿Significa esto que los fans de Geralt deben (debemos) mantenernos recelosos de Víbora? En absoluto. Tan solo sugiere que debemos entenderla como una obra totalmente diferente y por lo tanto afrontarla sin ideas preconcebidas.
Una vez hecha tabula rasa, descubrimos realmente de qué va la novela. La principal perspectiva presentada es la de la soldadesca soviética envuelta en el conflicto bélico con los guerrilleros muyahidines, centrándonos en el protagonista único de la historia, el singular alférez Pavel Levart, y a través de sus ojos se nos presentarán los temas tratados: el sentimiento de hastío ante un despropósito de conflicto bélico, la aleatoriedad del mismo, la vida mísera de los soldados, que aunque son presentados con crueldad en ocasiones, en otras despiertan cierto cariño. No podemos olvidar que como buen polaco que es, el autor no puede extender este cariño ocasional a los dirigentes soviéticos (ideológicos y militares), vilipendiados explícita o sutilmente en varias ocasiones.
En definitiva, poco a poco se va dibujando un cuadro que nos muestra la deshumanización de los contendientes y la futilidad de la guerra. De la afgana, o de cualquier otra, mostrándonos de forma gráfica el paralelismo con un buen puñado de los numerosos conflictos anteriores vividos en la zona del Hindukush a lo largo de su dilatada historia, en los segmentos más arriesgados de la narración.
Este es el fondo de Víbora. En cuanto a la forma, no podemos olvidar que Sapkowski escribe bien. Muy bien, incluso. Especialmente cuando habla de gente del pueblo, o cuando hace hablar a esta gente. Así no solo describe a la perfección el curso de los acontecimientos, siendo claro cuando es necesario, y caótico y confuso si la situación lo requiere, sino que además desarrolla con rotundidad los psicologismos de los personajes. Como es habitual en él, unos buenos secundarios rodeando al protagonista absoluto, el desencantado Levart, muy del gusto del autor, sobrellevando una vida llena de claroscuros en un ambiente impregnado de una suciedad palpable en las páginas que vamos pasando.
Cabe señalar que la narración brilla más cuando se mueve en el marco realista, hablando de las contingencias a las que se enfrentan los soldados, que cuando realiza el salto al fantástico de mano de la víbora del título. Cierto es que estas ocasiones plantean un contrapunto atractivo y original, pero quizá no logran mantener tanto el interés al producirse cierta ruptura con el ritmo del resto del conjunto.
Por último, es necesario añadir que tras la novela podemos encontrar una interesante y variada entrevista a Sapko que completa las páginas del libro.
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En nuestra manzana (In Our Block), de R. A. Lafferty, apareció en el número
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Hace 1 día
2 comentarios:
Cuando la vi anunciada me sorprendió la brevedad de esta novela, comparada con la extensa saga de Geralt. Tengo que coincidir contigo en que Sapko escribe como pocos, seguramente con una maestría lingüistica mayor que la de Martin, independientemente de los resultados en cuanto al enganche que generan sus lecturas. No me disgusta la fantasia histórica, más bien al contrario. Pero reconozco que la ambientación escogida no me atrae mucho. En cualquier caso, nunca se sabe... ya que es cortita igual me acabo haciendo con ella.
¡Saludos!
Hola Jolan. Gracias por pasarte y comentar.
Aunque Víbora está más desequilibrada que otras obras de Sapko, merece la pena. Lo único malo: muchos euros para tan pocas páginas, pero qué le vamos a hacer.
Salu2,
Nos leemos.
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