Érase una vez, hace unos cuantos años, una colección de literatura sin desperdicio alguno llamada Gran Fantasy, hoy de culto, que marcó a toda una generación de lectores por su calidad, variedad y por iniciarnos en algunos de los escritores que nos acompañarían durante el resto de nuestros días, unos buenos, otros muy buenos: Michael Moorcock, Gene Wolfe, Fritz Leiber, William Goldman, Robert Holdstock, el maestro Terry Pratchett. Y sí, también uno de los grandes acaparadores de ideas originales como fue y es
Tim Powers, incluyendo sus más celebradas obras: Las puertas de Anubis, En costas extrañas y la que completaría su triunvirato mágico:
La fuerza de su mirada (1989).
En la fuerza de su mirada encontramos en primer lugar una
historia de aventuras: de inmediato antes de su boda “normal” nuestro protagonista Michael Crawford se topará por casualidad con una fuerza de la naturaleza muy poco natural, quedando enlazado a la misma de forma "anormal", sólida e inevitable. Además, Powers nos presentará de manera singular a estos celosos poderes ancestrales, musas,
lamias, vampiros, íncubos o como se las quiera llamar, desde una perspectiva literalmente inspiradora, es decir,
a medida que van ejerciendo su acción depredadora sobre la víctima encontrada, como contrapartida les otorgarán una inmensa inventiva, estimulando su creatividad y llevándola al límite.
Por último, Powers escribirá dentro del subgénero que siempre mejor se le ha dado, hasta el punto de ser quizá el gran maestro del mismo, esto es, la
fantasía histórica: escoger una serie de personajes y acontecimientos bien conocidos y retorcerlos a su gusto para crear una historia totalmente nueva, y que sin embargo no contradiga a la que aparece en los libros de historia. En este caso escoge a los magníficos literatos románticos ingleses, con unas vidas ya de por sí tremendamente interesantes, y las pone patas arriba. Y así llegamos a los mejores personajes de la novela, y es que además de con el citado
Crawford o con Josephine, su antagonísta y hermana de su prometida, nos encontraremos con brillantes representaciones de los que fueron
los más carismáticos (y mejores) poetas de su época: Lord Byron, Percy Shelley, John Keats y algún célebre añadido como Mary Shelley y John Polidori, no tan talentosos como los anteriores pero también de gran importancia literaria