jueves, 25 de octubre de 2012

RESEÑA: Las aventuras de la princesa y el señor Fu: la cosa de debajo de la cama, de Patrick Rothfuss y Nate Taylor

Hagamos una presentación del autor, aunque para muchos sea innecesaria. Patrick Rothfuss es, indudablemente, uno de los autores de fantasía del momento. Durante los últimos años ha asestado un golpe en el panorama de este género con la genial novela El nombre del viento y su magnífica continuación El temor de un hombre sabio, ambas de enorme calidad, y extensión a la par. Éstas han supuesto un fenómeno literario a lo Martin, con una legión de fans preguntando ¿y para cuándo la siguiente parte? Y en estas estamos, con muchos esperando la tercera entrega (que todavía queda), cuando de repente nos llega Las aventuras de la Princesa y el señor Fu: la cosa de debajo de la cama.


Lo primero que debemos saber es que no tiene nada que ver con la saga de Kvothe. Desde ningún punto de vista. Rothfuss es famoso por las dos novelas mencionadas, en las que ha desarrollado un estilo caracterizado por sus minuciosas descripciones y, según sus detractores (que no acabo de entenderlo, pero los hay), por explicar hasta el más nimio detalle de la trama. El texto completo contenido en Las aventuras de la Princesa y el señor Fu: la cosa de debajo de la cama dudo mucho que llegue al par de páginas “estándares” del escritor. Así el libro se puede leer en cinco minutos de corrido, para aquellos que tengan prisa, o en poco más de media hora si realizamos la lectura correcta, esto es, disfrutando de las bonitas ilustraciones de Nate Taylor que acompañan a cada fragmento de texto, o quizá deberíamos decir que la descripción se halla en el dibujo y las palabras actúan solo como contexto (a veces solo puntualización) dentro de la historia, que tiene el formato de cuento infantil. Es por tanto un libro de ilustraciones, al estilo de Donde viven los monstruos de Maurice Sendak, aunque sin llegar a tan altas cotas. Esto es: ilustración acompañada por breve texto.


No obstante, una cosa debe quedar clara: aunque tenga el formato de cuento infantil (Erase una vez incluido, o Once upon a time, como aparece en la imagen), no es para niños, sino para adultos con sentido del humor gris oscuro tirando a negro. Podríamos ubicarlo en el tono general de los cuentos clásicos retorcidos de Sapkowski, aunque sin abandonar en ningún momento el lenguaje infantil, lo que le concede un punto aún más tenebroso. Por otro lado, no os voy a engañar: la manera de realizar la narración apunta directamente hacia Neil Gaiman, como confirman las mismas palabras de Rothfuss en la contraportada:
«Érase una vez una Princesa que vivía en un castillo de mazapán…» No os dejéis engañar por el dulce título, la deliciosa portada ni la frase con la que empieza esta historia. Como explica el propio autor:
«Esto no es un cuento para niños.
»Parece un cuento para niños. Tiene ilustraciones. Tiene un título almibarado. Los protagonistas son una niña y su osito de peluche. Pero todo eso solo es una fachada. En realidad, esto es un cuento para adultos con un sentido del humor un tanto siniestro que sepan apreciar los cuentos de hadas de los de antes.
»El cuento tiene tres finales diferentes. Según donde pares de leer, te quedas con una historia completamente diferente. Hay un final dulce y otro horrible. El último es el final de verdad, el que te clava los dientes.
»Las aventuras de la Princesa y el señor Fu da un giro macabro a los cuentos infantiles ilustrados tradicionales. Yo lo veo como un cruce entre Calvin y Hobbes y Coraline, con algunos toques de Edward Gorey.
»Lo dicho: esto no es un cuento para niños.»
Como habéis leído, un elemento muy interesante del cuento es el de los tres finales. Advierto que el primero y el tercero son excelentes por motivos diferentes. Acabando en el primer final, podréis contar perfectamente el cuento a vuestros hijos, sentándolos en vuestras rodillas y mostrándoles los dibujos. Entonces es cuando los metéis en la cama y continuáis leyendo hasta el tercer final, que os dejará una sonrisa tan amplia como vuestro lado oscuro.


En resumen: ¿destinado para quienes únicamente buscan al Rothfuss de siempre? Seguro que no. ¿Recomendable? Sin duda.

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