viernes, 22 de febrero de 2013

RESEÑA: Ácronos. Antología Steampunk.

He aquí un proyecto del que me hace especial ilusión hablaros por diferentes motivos. Primero porque es el steampunk un género que siempre me ha interesado y no existe demasiada literatura al respecto, y menos de autores castellanoparlantes. Segundo porque participo en el mismo, firmando junto a algunos escritores consolidados, lo que es un honor para mí. Y tercero, porque me siento particularmente orgulloso del relato con el que participo: Anteojos.


Pero hablemos del libro, para lo que es necesario hacerlo del género. Podemos entender el steampunk de dos formas. Por un lado de una manera puramente estética: tuercas, chapas de metal, fuelles, relojes de cuerda, abrigos de cuero, corsés, sombreros de copa, zepelines y mansiones y vestuarios victorianos. Es, a mi entender, una estética bonita, preciosa a veces, pero (y haciendo de abogado del diablo) para algunos criticable como fruto de la nostalgia por un exceso ornamental que jamás vivimos (la victoriana) adornada con estrafalarios ingenios mecánicos. De esto hay bastante en Ácronos.

La otra forma, que da mucho más juego, es la de ampliar el concepto al de retrofuturismo, esto es, crear una ucronía en la cual en un momento dado de la historia “real” que conocemos ocurrió algún evento crucial, de índole histórica, técnica o científica (el más habitual con el que se entiende steampunk es el del triunfo de la tecnología del vapor), y a partir de ahí especular, creando una historia divergente con ese marco alternativo de fondo e imaginar qué hubiera pasado. De esto también hay en Ácronos.

Pero de una colección de piezas estoy escribiendo. Voy a hacerlo ahora (brevemente) de una en una, para satisfacer la curiosidad que estéis pudiendo sentir por el proyecto, porque por encima de los mecanismos de relojería, esto trata de las palabras:

miércoles, 13 de febrero de 2013

Fringe: una retrospectiva (in memoriam)

En septiembre del 2008 llegaba a la pequeña pantalla otra de aquellas series etiquetada como la sucesora de una LOST que en aquellos días vivía su punto álgido. Se trataba de Fringe, lanzada por Roberto Orci, Alex Kurtzman y J. J. Abrams, y que ponía su punto final el pasado enero.



J. J. Abrams, antes de hacer renacer con éxito la franquicia de Star Trek y ser el elegido para Star Wars episodio VII, era el más reconocido lanzador de series (como la citada Perdidos) de las que luego normalmente se olvidaba. En el caso de Fringe, no solo la lanzó, sino que fue el encargado de la línea maestra argumental de la primera temporada, además de guionizar varios de sus episodios. No obstante, llegado el momento de hablar de los responsables, hay que mencionar a los mayores artífices del Fringe que todos conocemos: Jeff Pinkner y J. H. Wyman, responsables directos del proyecto desde el segundo capítulo hasta prácticamente el final de la serie (literalmente hasta el último minuto, en el caso de Wyman, alma mater de la última temporada). También es obligatorio mencionar a Akiva Goldsman, multipremiado guionista que firma algunos de los mejores capítulos de la serie y que ayudó a dar el salto de calidad (hasta lo más alto) producido con el final de la primera temporada. Pero, tras este tropel de nombres, que no podía evitar mencionar para rendirles justo homenaje, vamos a entrar un poco más en materia, hablando de la historia y la mitología de la serie, sus personajes, sus protagonistas, y algunas de las razones por las que se ha convertido en mi serie favorita: tan adictiva como 24, tan interesante como Doctor Who y tan enigmática como Lost.

En el primer capítulo de la serie vemos como, durante la investigación de un caso tan extremo como extraño, el compañero y amante de la protagonista, la agente del FBI Olivia Dunham (Anna Torv), es envenenado por una toxina. Para intentar salvarlo, la intrépida agente requerirá la ayuda de Walter Bishop (John Noble), un genio enclaustrado en un manicomio que seguirá el patrón de profesor chiflado y excéntrico, pero para acceder a él solo podrá hacerlo mediante su hijo Peter (Joshua Jackson), un granuja superdotado que poco quiere saber de su padre. La cuestión es que para poder hablar con el infectado, inconsciente, el doctor Bishop sincronizará las ondas cerebrales de Olivia con las de su compañero mediante un singular procedimiento y así ella podrá interrogarle desde dentro de su mente.



Este capítulo cumple con el paradigma de lo que tiene que ser el piloto de una serie y apuntará con certeza lo que va a ofrecer Fringe: casos bizarros de ciencia retorcida e impensable (la toxina, el “interrogatorio”), interesantes preguntas sin respuesta hoy día (¿cómo contemplar los recuerdos de alguien?), y respuestas lo mejor justificadas posibles dentro de un marco científico (la sincronía de ondas cerebrales). Es decir: ciencia ficción con mayúsculas. Además, tendremos personajes atractivos y desarrollo dramático de los mismos, no reduciéndose a tópicos que se repiten una y otra vez. Por otro lado, a lo largo de la serie la pregunta que se lanza al aire llega a ser de lo más variada, versando sobre cómo traspasar paredes, de qué manera crear híbridos genéticos, cómo mejorar una especie, cómo hablar con los muertos, o ver lo último que presenciaron antes de morir… por poner solo unos ejemplos de los más sencillos. Es loable en una serie como ésta el hecho de que, por regla general, traten de buscar una explicación (rocambolesca, indemostrable, pero siempre con cierto sentido), para estos eventos.

sábado, 9 de febrero de 2013

RESEÑA: Calabazas en el trastero: Horror Cósmico

Hace ya unos años que Saco de Huesos Ediciones comenzó a regalarnos antologías periódicas temáticas con el sello Calabazas en el Trastero. La colección, caracterizada por incluir historias lúgubres y tensas (género fosco, lo llaman), goza de buena salud y ha obtenido cierto reconocimiento. Ya os hablé del número dedicado a los Bosques, así como del Catástrofes Naturales, para el que tuve la suerte de ser seleccionado. Ahora nos llega el Calabazas en el Trastero: Horror Cósmico.



Extraño es que no hubieran seleccionado explícitamente este tema con anterioridad para la colección, pues el estilo de las historias de H. P. Lovecraft y sus primigenios impensables (muy horrorosos y muy cósmicos ellos) al que es inevitable referenciar, resulta de lo más apropiado para las narraciones aquí habituales, pero nunca es tarde si la ocasión lo merece, por lo que ya hemos recogido la fruta madura (llena de espantosos gusanos, cómo no). En ella encontraremos algunos de los lugares comunes del de Providence, incluyendo varias menciones explícitas a tal ciudad: monstruos que escapan al entendimiento humano, sectas, libros poco más o poco menos que malditos, secretos que no deben ver la luz y otros que nos llevan a la oscuridad... Es la norma, pero no todos ellos son decididamente lovecraftianos; quizá en los que se alejan de estos tópicos he encontrado mayor disfrute, no sé si por destacar per se o por hacerlo dentro de una colección temática.

Como no podía ser de otra manera, todos los relatos que componen la antología están cuidados, en general son buenos, y hay algunas particularidades que sobresalen especialmente. Pero como cada uno es de su padre (o de su madre), será mejor que hable de las criaturas una a una, sin desvelar secreto alguno del argumento, como siempre:

lunes, 4 de febrero de 2013

Ácronos. Antología Steampunk. 11 de febrero a la venta.

Hoy me place enormemente daros una noticia que llevo esperando mucho tiempo poder anunciar, que no es otra que la salida al mercado de Ácronos. Antología Steampunk. Desde el día 11 de febrero, estará a la venta en librerías de la mano de Tyrannosaurus Books (día 7 desde su web), existiendo un evento de presentación el sábado 16 en Barcelona, ubicándose entre los actos de la Semana Retrofuturista de la ciudad condal. Aquí podéis ver la preciosa portada del libro:


El simple hecho de que aparezca una antología del subgénero Steampunk es una buena noticia en sí misma. Lo que lo convierte en fantástica (desde mi punto de vista al menos) es mi participación en la misma con el relato Anteojos, uno de los mejores que he escrito jamás, sobre los límites de la ciencia y las fronteras de la humanidad, ubicado en un Madrid alternativo. Familiar, parecido en muchos aspectos al actual, pero sustancialmente diferente. Respecto al resto de relatos integrantes de esta antología, que lleva mucho fraguándose, anticipo que no tienen desperdicio. ¿Queréis saber más? A continuación, la sinopsis:

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