viernes, 24 de junio de 2011

Juego de Tronos, primera temporada

Pues ya está. Ya ha acabado la primera temporada y estamos en condiciones de decir si ha merecido la pena, tras la polvareda de expectación que había levantado la serie de la HBO. ¿Mi opinión? Contundentemente, sí.

¿Por qué? Pues el motivo principal es su fidelidad a la novela en que está basado. Y es que si el material original en que te basas es tan bueno, cuanto más fiel seas al mismo, mejor va a ser tu producto. Y Juego de Tronos es una enorme novela. Y Juego de Tronos es una gran serie.


Siempre tenemos que tener en cuenta que es una adaptación realizada para la televisión, con gran presupuesto, sí, pero presupuesto televisivo. Así perdonemos detalles insignificantes, por ejemplo: en un libro es fácil decir que te sigue un ejército de 30.000 jinetes, pero delante de una cámara es más complicado meterlos, o incluso emplear caros programas tipo Massive (trilogía ESDLA), con tiempos de ejecución más lentos, inadmisibles para la TV. También es siempre complicado dar la “sensación de distancia en viaje”. 200 páginas viajando en el libro, son saltadas con la lógica de una elipsis de varios capítulos intermedios. Pues aquí no metemos el ejército en plano general, sino momentos más “íntimos” con 20 o 30 dothrakis y nos centramos en la narración y no en una grandilocuente descripción. Y la elipsis de cientos de páginas, pues se aplica al siguiente capítulo.

martes, 21 de junio de 2011

RESEÑA: Soy leyenda, de Richard Matheson

Como reseñas al uso de esta novela podéis encontrar en cientos de sitios, os voy a dar directamente una serie de motivos por los que, en mi opinión, hay que leer Soy leyenda:

Por la especulación desde la que parte la historia, que quizá no pueda parecer la más original del mundo hoy día, pero se ha convertido en una de las fundamentales del género en parte gracias a esta obra de 1954: ¿qué ocurriría si de repente fueses el último hombre sobre el planeta? Es mas, no estás solo, sino que rodeado de aquellos que con anterioridad fueron humanos. Es mas, éstos se han convertido en vampiros que quieren matarte atacándote sistemáticamente, noche tras noche. Es mas, algunos de esos vampiros antes eran tus amigos.


Por la extraordinaria construcción del personaje protagonista Robert Neville. Un tipo normal y corriente, que naturalmente se ha agriado, su carácter se ha llenado de espinas, a pesar de lo cual, la identificación con el lector es inmediata. ¿Qué haríais en su situación? ¿Buscar la manera de sobrevivir, perdida toda esperanza? ¿Tirarse todo el día en el sofá, escuchando música botella de whisky en mano? ¿Hundirse en la miseria de los recuerdos? ¿Buscar venganza por tanto tormento? ¿Matar vampiros? ¿Investigar sobre la plaga? ¿Sí a todo?

viernes, 17 de junio de 2011

MICRORRELATO: Los evangelios apócrifos de William Shakespeare


No lo veo claro querida, he invertido mucho esfuerzo en realizar las reformas de nuestra casa como para que ahora me vengas con que sea el señor de este castillo.

Lo del fantasma de mi padre infundiéndome furia vengadora y dándome información privilegiada no diré que no tiene su punto… digamos de justicia poética. Pero como la loca de mi exnovia empiece a aparecérseme creo que voy a tener de verdad un problema.

¿Una libra de carne? ¿No te valdría, digamos, con mitad de cuarto?

Si hay algo que me consuela en mi lecho de muerte es que cuando abandone este mundo, mi reino quedará en las sabias manos de mis amantísimas hijas.

Vale que sea el Rey de las Hadas y esté en su mano elegir a quien quiera, pero te juro que si yo me jugara lo mismo que él no escogería a un sátiro para sacarme las castañas del fuego.

Creo que iré al senado y allí convenceré a todos de lo que hay que hacer para el bien de Roma. Son muy dispares sus criterios, no será fácil, pero seguro que gracias a mí se ponen de acuerdo.

La noche anterior a la batalla el rey salió de incógnito al campamento. Elevó la moral de la tropa y averiguó de las bocas de sus soldados lo que en el fondo pensaban sobre él. Lo que nadie supo nunca fue que en realidad abandonó de su tienda porque se le había acabado el vino y quería cogerse una cogorza de mil demonios, de asustado que estaba.

Es preciosa. De alguna manera ha ocurrido: la amo. También parece bien educada. Seguro que es de buena familia y por fin una de mis novias convence a mis padres.

miércoles, 8 de junio de 2011

Conan, el niño del futuro, (Hayao Miyazaki, 1978)

Hace mucho, mucho tiempo, concretamente cuando el que os escribe tenía un añito, un artista que había trabajado de forma muy activa en series a la postre tan célebres como Heidi o Marco y que comenzaba a brillar con luz propia en el mundo del anime tuvo su primera oportunidad como máximo responsable de un producto en el mundo de la animación. El hombre era Hayao Miyazaki, que hoy se ha convertido en el mejor director de cine de animación del mundo (desde mi punto de vista y, entre otros, el de John Lasseter, alma mater de Pixar). El año, 1978. El producto en cuestión, la serie Conan, el niño del futuro.

Un año después, Miyazaki San dirigía su primer largo de animación y empezaba una fulgurante carrera que nos ha dejado, en el peor de los casos películas magníficas, y en el mejor, un puñado de obras maestras como Mi vecino Totoro, Porco Rosso, La princesa Mononoke o El viaje de Chihiro. Es uno de los pocos (poquísimos) hombres de los que puede decirse que ha colaborado activamente en hacer de esto del cine algo más grande.

Pero regresemos a Conan, el niño del futuro. En buena lógica, la serie está, en primer lugar, pensada para que les pueda gustar a los niños, con lo que no es de gran complejidad argumental. Sin embargo, esto no quiere decir que transmita pocas cosas.


La historia, basada en la novela La marea increíble (Alexander Key), es sencilla. En un futuro distópico (que para nosotros ya es pasado, pues está fechado en el 2008) se produce una guerra mundial de proporciones descomunales cuyo resultado cambia para siempre el planeta y la forma de vivir en él. Una tremenda crecida del nivel del mar lo convierte todo en un inmenso océano salpicado por escasísimas islas. La acción transcurre 20 años más tarde. En una de estas islas sobreviven en relativa armonía un anciano y su nieto, un niño extraordinariamente fuerte y ágil nacido tras la hecatombe llamado Conan.

miércoles, 1 de junio de 2011

RESEÑA: Kafka en la orilla, de Haruki Murakami

Es Haruki Murakami uno de los autores más reconocidos por público y crítica de los últimos años. Honestamente, yo no soy lo suficientemente leído ni entendido como para poder decir este reconocimiento es justo o no, pero sí puedo decir que a mí, desde luego, me gusta horrores como escribe este hombre.



Kafka en la orilla, mi segunda aproximación al autor tras la más célebre de sus obras, y también más convencional Tokio Blues, cuenta la historia mayoritariamente independiente de dos personajes, cada uno de ellos embarcado en una suerte de búsqueda mística para poder continuar con sus vidas.
Por un lado está el así autodenominado Kafka, un chaval de 15 años que decide huir de su extravagante padre en busca de su propio camino existencial. Es un chico en ocasiones demasiado intelectual para lo que su experiencia le ha enseñado. Esto a veces, solo a veces, resulta una ligera merma en la credibilidad del personaje, bajo mi punto de vista, que no obstante no enturbia en absoluto el conjunto del mismo, dado el singular tono general de la novela.

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