No voy a decir que, a pesar de sus magníficas críticas, me entregué a Elantris con los ojos cerrados. Orson Scott Card sostiene en la portada del libro “La más bella novela de fantasía que se escribirá en muchos años”. Buen escritor el señor Card, mormón, cada vez más fanático religioso, y extremista en sus opiniones sobre política y ciencia. Esto me puso un poco en guardia, reconozco, pues Brandon Sanderson, el autor de la novela, también es mormón. ¿Corporativismo literario religioso? Decidí darle una oportunidad a Elantris, degustándolo con reservas, y la verdad es que he devorado sus más de 600 páginas, y al final he acabado chupándome los dedos.
La novela está bien escrita, con una prosa fácil pero para nada exenta de calidad, tranquila que no lenta, bien llevada. Los personajes están perfectamente dibujados, en especial los tres principales.
Raoden, el verdadero protagonista, príncipe de Arelon que ve su vida cambiar de forma drástica al ser afectado por una terrible maldición, la Shaod, que mata su cuerpo permitiéndole continuar dentro del mismo, acumulando heridas que jamás cicatrizan, mas continúan doliendo de forma acumulativa. Esta maldición se encuentra omnipresente en la historia, descrita a la perfección hasta el punto de que es muy fácil para el lector imaginar lo que sería el horror de sufrir ese dolor, permaneciendo en la retina del mismo y trascendiendo a la historia. Tras el terrible acontecimiento que abre el libro, Raoden será arrojado al destierro de Elantris y despojado de todos los beneficios de su posición, armado solo por un puñado de grano y su astucia.
Sarene es el segundo personaje principal. Llega a Kae, capital del machista Arelon por su matrimonio político con Raoden, para aparecer en el momento del funeral de su esposo, al que nunca ha visto. Acostumbrada a ser de vital importancia en el gobierno, tendrá que buscar su sitio en un reino que parece abocado al fracaso.
Por último, Hrathen, un gyorn (sacerdote de alto rango) evangelizador del expansionista imperio vecino (imperio no en guerra pero tampoco muy amistoso con los dos reinos mencionados), llega también a Kae vestido de religioso pero con planes quizá más ambiciosos. Rápidamente se ganará la enemistad de Sarene. Los enfrentamientos entre ambos personajes, memorables.
Además, hay otra entidad tan bien caracterizada que casi alcanza el grado de personaje con personalidad propia desde que una década antes de los acontecimientos descritos cayera la maldición, y no es otra que la ciudad de Elantris, antigua cuna de dioses, ahora donde se encierra a los azotados por la Shaod. Semiderruida y decrépita, es una presencia constante cuya sombra alcanza tanto dentro como fuera de la ciudad.
También merece mención aparte el sistema de símbolos o aones de los que derivaba la antigua magia caída en desgracia. Original, interesante y muy atractivo.
A estas alturas ya os habréis imaginado que, aunque no me entregué a Elantris con los ojos cerrados, sí que me ha conquistado poco a poco hasta convencerme y hacerme olvidar ese posible corporativismo al que me refería al inicio, y es que, aunque la religión si es de vital importancia en la historia, está bien traída, y aunque si nos esforzáramos podríamos sacarle algo (poco) de punta, ¿por qué vamos a dejar de disfrutar de una novela como ésta?
Pero, ¿cuál es el secreto de Elantris como obra fantástica? ¿Qué es aquello que la hace que esté cortada con un patrón (razonablemente) diferente a los demás?
Pues podría decir que Brandon Sanderson sigue la siguiente receta:
1.- Coge los ingredientes que te hacen falta del dichoso viaje del héroe de Joseph Campbell, que siguen el 90% de los libros fantásticos desde hace décadas.
2.- Tira el resto. Los personajes no tienen porque seguir una evolución por encontrarse ante dificultades. Lo normal es que se enfrenten a ellas siendo como son.
3.- De lo que te queda, usa la mitad, y ríete de la otra mitad. Ponle un maestro Jedi al héroe. Conviérte al maestro en discípulo en tres páginas.
4.- Añádele varios personajes carismáticos con un buen puñado de conflictos medidos entre ellos.
5.- Cocínalo al fuego lento sobre un entorno tan importante que lo es más que cualquier personaje: la ciudad de Elantris.
6.- Sazónalo con política, religión, comercio y un original sistema de símbolos/magia.
7.- Déjalo reposar en unos cientos páginas muy bien escritas, y por último:
8.- Degústalo, (y disfruta).
¿Apetece?
Zendegi
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Aunque Greg Egan es conocido sobre todo por su ciencia ficción ultradura,
de vez en cuando sorprende con algo totalmente distinto que descoloca un
poco a s...
Hace 5 días
4 comentarios:
La tengo pendiente, mirándome desde la estantería, y la verdad, creo que acabo de decidirme :)
Espero que no te defraude Ángeles, a mí desde luego que me ha merecido la pena :D
Hola Pedro,
Han pasado 4 años desde que escribiste esta crítica, y yo hace escasas semanas terminé este gran libro. Tu crítica es muy atinada, y tengo que decir que es difícil que a un amante de la lectura de calidad, este libro pueda disgustarle.
Si que quiero matizar que, para mi, el libro empieza muy bien, generando una curiosidad inmensa ante los misterios de Elantris en el lector, pero que quizá se alarga demasiado en el nudo, pudiendo resultar algo cansino.
Eso sí, cuando nos acercamos al desenlace, el libro resurge y todo atisbo de aburrimiento se transforma en una pasión desmedida por seguir devorando páginas y empezar a atar todos los hilos que habian ido dejando sueltos a lo largo del libro.
En fin, como mínimo, un Notable alto.
Pues si tuvieras tiempo deberías leerte Nacidos de la Bruma, también de Sanderson. Mismo estilo, pero más logrado, con mejor ritmo.
Y aunque sea mucho más largo (tres tomazos), se hace entretenidísimo y se lee muy rápido.
Gracias por pasarte y comentar, Rafa.
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