jueves, 10 de abril de 2014

RESEÑA: Rechicero, de Terry Pratchett

Si redujéramos a la mínima expresión lo que pudiéramos decir sobre Rechicero (1988), probablemente nos quedáramos con un “más de lo mismo”. Esta expresión, habitualmente peyorativa, no obstante resultará positiva para los habituales lectores de sir Terry Pratchett en cuanto la vean aplicada, y es que con el inglés este más de lo mismo, y más siendo una novela del Mundodisco, significa que el lector pasará un buen rato pasando páginas muy bien escritas de la mejor sátira fantástica.


Rechicero es la quinta novela del Mundodisco, y como es habitual en este caso, es independiente y autoconclusiva. Además, es la primera en la que regresa a uno de sus personajes fundamentales, Rincewind, que ya protagonizara la apertura de la macrosaga con El color de la magia y La luz fantástica, que bien pueden considerarse una unidad. Recordemos que Rincewind es un mago, aunque eso sí, el mago más inepto del disco pues no es capaz de realizar un solo hechizo, lo que trata de suplir con un increíblemente desarrollado instinto de supervivencia, muy útil dada su por otro lado inusitada tendencia a encontrarse en el vórtice de peligrosas catástrofes potencialmente destructoras del mundo, como será el caso.

Rechicero es una novela sobre la magia y los magos. Cuando un octavo hijo tiene un octavo hijo, este se convierte en mago, y suele reunirse con los de su calaña cerca de la Torre del Arte de la Universidad Invisible, en la singular megalópolis de Ankh-Morpork. Allí emprende sus estudios mágicos y se contagia de la ambición del resto por ir subiendo de nivel en la universidad, de una manera quizá no muy limpia, aunque desde luego organizada y dentro de unas normas, como el celibato. Pero, ¿qué ocurre cuando el octavo hijo de un octavo hijo, y por tanto mago, se enamora y empieza a traer niños al mundo, hasta llegar a ocho? Pues ocurre que ese bebé ya no será mago, sino rechicero, es decir, poseedor de una salvaje capacidad para la conjuración que excederá la de cualquiera de sus precedentes. Si además, su ambicioso padre escapa a la Muerte escondiéndose en el bastón de su hijo, quizá este no tenga el mejor de los consejeros posibles. Y este es el punto de partida de Rechicero. A partir de ahí, todo viene rodado, aunque las ruedas sean cuadradas.

martes, 8 de abril de 2014

Música épica. Sky Captain y el mundo del mañana (2004), de Edward Shearmur

Tiempo llevaba sin pasar por esta sección, y hoy lo voy a hacer para recordar un tema que se ajusta perfectamente a los parámetros de la misma.
En 2004 se estrenaba Sky Captain y el Mundo del Mañana, un alegato pulp con un magnífico reparto con muchos componentes para convertirse en una de las grandes películas de aventuras de nuestra época y que sin embargo se quedó en eso: una bonita colección de componentes en un conjunto desajustado, quizá precioso y voluntarioso, pero que aunque guste, está lejos de llenar. Una magnífica película a medias, por lo que podemos reducir lo de magnífica a entretenida. A los grandes actores, el chocante y singular estilo visual, y a unas cuantas escenas de impacto, había que añadir el buen trabajo en la banda sonora de Ed Sheamur, un compositor poco conocido que añadió piezas de corte clásico y, cómo no, épico, al film que pretendía serlo. Fallaron otras cosas, no la música, como se puede escuchar:



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