Existen varias formas de leer a Lord Dunsany. Unas acertadas y otras no.
La del lector de dragonadas y franquicias a lo Timun Mas (digamos un perfil bajo o adolescente), que ha oído por ahí que es un autor de cierta importancia en el género y quiere conocerlo. Probablemente tras las primeras páginas salga escopeteado de vuelta hacia sus tramas lineales y facilonas. En realidad no lo culpo, probablemente no ha llegado su momento.
La del lector de Lovecraft que ha averiguado que Lord Dunsany fue una de sus mayores influencias. Éste encontrará lo que busca en las páginas, si bien seguramente no en la forma esperada. En efecto se pueden distinguir claramente las conexiones con el de Providence, el gusto por la creación de un universo único, retorcido a veces, otras simplemente muy imaginativo y lleno de llamativas concreciones. Ésta fue mi primera aproximación, hace años, y a decir verdad eché en falta demasiado la narración. Me dí cuenta de que Lord Dunsany poseía una escritura superior a la de Lovecraft, pero no puedo negar que me aburría un poco, y decidí que merecía otra oportunidad más adelante. Mucho más adelante.
La del lector que necesita tener un libro en las manos antes de dormir para lograr, precisamente eso, dormirse. Lord Dunsany es bastante apto, pero probablemente una revista de economía también.
La del lector que necesita tener un libro en las manos antes de dormir porque es el único momento que tiene para disfrutar de la lectura. Quizá no sea la mejor idea, pues la ausencia de hilos argumentales en sus historias requiere cierta concentración extra, de la que siendo sincero, un servidor no siempre puede disponer.
¿Digo con esto que Lord Dunsany es un tostón? No, sencillamente advierto que no es fácil antes de sugerir la manera de leerlo que me parece más adecuada.
La del lector sin prejuicios y sin prisas, esa es sin duda la perspectiva idónea. Éste puede leer tranquilamente un cuento de Lord Dunsany y descubrir que, al contrario que en la mayoría de los casos, en general no se va a basar en un clímax final ni en una idea buena para el argumento, sino en la creación de una atmósfera palabra a palabra, dentro de la cual se realizan una serie de descripciones de gran belleza, mostrándonos el fruto de una imaginación singular y alambicada. Contemplándolo así se puede alcanzar una altísima cota de regocijo con este Cuentos de un Soñador, dejándose llevar en cada historia sin olvidar que mucho más importante que lo contado es cómo es contado. Es decir, que existe un predominio de la descripción sobre la narración. Ésta ha sido mi aproximación actual al autor, y en efecto he logrado disfrutar mucho más de su obra que hace muchos años, cuando rastreaba los pasos que había seguido Lovecraft. Sin embargo, soy consciente de que a veces he leído con los párpados pesados, y si dentro de unos años vuelvo al autor, lo pasaré aún mejor de lo que lo he hecho ahora.
En nuestra manzana, de R. A. Lafferty – Miniespecial R. A. Lafferty I
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En nuestra manzana (In Our Block), de R. A. Lafferty, apareció en el número
de julio de 1965 de la revista Worlds of If, editada por Frederik Pohl, y
en 19...
Hace 20 horas
3 comentarios:
Saludos. Confieso q soy de los Lectores de Lovecraft, y hace poco comencé a leerlo. Me gustó mucho lo poco q lei (cuentos cortos como "un día en el confin del mundo" y "Caronte")y tras leer esta reseña considero q olvidar momentanemente al acólito de Cthulhu ayudaría a disfrutarlo más.
Muy buena reseña.
Perdón: cuando escribí "hace poco comencé a leerlo" me refería al Barón Dunsany, espero no se malentienda.
Lo primero, gracias por pasarte y comentar. En efecto, H, somos legión los que llegamos a Dunsany vía Lovecraft, y aunque estoy de acuerdo en que quizá no sea lo ideal, al menos es una manera de llegar a él "legítima".
Saludos.
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