Hace muchos años, en un lugar no demasiado lejano... hice una web.
Fue la primera que hice por gusto, en ella deposité cierto cariño y no pocos esfuerzos, y trataba sobre una de las cosas que más me gustaban (y gustan): el universo Tolkien. En ella hablaba sobre todo de las novelas. Se llamaba Minas Morgul.
Hice un índice de todos los capítulos de ESDLA y trataba de encontrar una ilustración que se correspondiera con un pequeño texto de ese capítulo, que también incluía. El objetivo final era completar todos los capítulos de la trilogía, con una dupla ilustración-texto por capítulo. Me atreví hasta a incluir un par de ilustraciones de mi creación, hechas a lápiz.
Después vinieron las películas, que también reseñé en la web. Fueron de los primeros análisis en ver la luz en castellano en toda la web. Concretamente del tercer film, no encontré ninguna crítica anterior a la mía, ni siquiera en webs de referencia como el fenómeno.
Sea como fuere, Minas Morgul ahora está off line, y como no quiero que todos esos recuerdos se pierdan en el tiempo como lágrimas en la lluvia, al menos rescato mis dos ilustraciones y próximamente mis análisis de las películas, aprovechando que el día 19 se cumplirán 9 años del estreno de LCDA.
Ahí va la primera, totalmente original, con el texto literal (clicando se hace algo más grande):
Los otros dos corrieron hacia la izquierda. metiéndose en un hoyo, no lejos del camino, y agazapándose. Frodo dudó un segundo; la curiosidad, o algún otro sentimiento, luchaba con el deseo de esconderse. El ruido de cascos se acercaba. Justo a tiempo se arrojó a un lugar de pastos altos, detrás de un árbol que sobreaba el camino. Luego alzó la cabeza y espió con precaución por encima de una de las grandes raíces.
En el codo del camino apareció un caballo negro, no un poney hobbit sino un caballo de gran tamaño, y sobre él un hombre corpulento, que parecía echado sobre la montura, envuelto en un gran manto negro y tocado con un capuchón, por lo que solo se le veían las botas en los altos estribos. La cara era invisible en la sombra.
Cuando llegó al árbol, frente a Frodo, el caballo se detuvo. El jinete permaneció sentado, inmovil, con la cabeza inclinada, como escuchando, del interior del capuchón vino un sonido, como si alguien olfateara para atrapar un olor fugaz; la cabeza se volvió hacia uno y otro lado del camino.
Un repentino miedo de ser descubierto se apoderó de Frodo, y pensó en el Anillo. Apenas se atrevía a respirar, pero el deseo de sacar el Anillo se hizo tan fuerte que empezó a mover lentamente la mano. Sentía que sólo tenía que deslizárselo en el dedo para sentirse seguro; el consejo de Gandalf le parecía disparatado.Bilbo mismo había usado el Anillo. "Todavía estoy en la Comarca", pensó, al tiempo que tocaba la cadena del Anillo.
Para la segunda versioné una famosa obra del ilustrador Ted Nasmith:
A una milla quizá de Parth Galen, en un pequeño claro no lejos del lago, encontró a Boromir. Estaba sentado de espaldas contra un árbol grande, y parecía descansar. Pero Aragorn vio que estaba atravesado por muchas flechas empenachadas de negro; sostenía aún la espada en la mano, aunque se le había roto cerca de la empuñadura. En el suelo y alrededor yacían muchos orcos.
Aragorn se arrodilló junto a él. Boromir abrió los ojos y trató de hablar. Al fin salieron unas palabras, lentamente.
En nuestra manzana, de R. A. Lafferty – Miniespecial R. A. Lafferty I
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En nuestra manzana (In Our Block), de R. A. Lafferty, apareció en el número
de julio de 1965 de la revista Worlds of If, editada por Frederik Pohl, y
en 19...
Hace 1 día
5 comentarios:
Que tiempos aquellos, amigo.
Creo que hemos evolucionado a mejor, pero la ilusión e ingenuidad de esos dias...
Qué tiempos, sí...
Pero, como dice mi versión de la clásica frase: "cualquier tiempo pasado fue anterior"
Que buena frase... y que bueno que recuperes todo ese material
Hola Pedro!!!
Uno de estos dibujos, el de Boromir, me lo enseñaste aquel tiempo anterior, como bien dices, en la cantina de Biología, me acuerdo perfectamente :-)
Un abrazo crack!!
Jeje. Así es Paco, que tiempos aquellos en los que todavía dibujaba... y pasábamos buenos ratos en las cantinas.
¡Otro abrazo!
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