Ajustó su traje ignífugo escarlata y se sentó en el sillón de pilotaje, mirando por enésima vez el volante, las palancas y los marcadores, afinados al máximo por su numeroso equipo de ingenieros.
Salía desde el segundo puesto en la parrilla, tan solo por detrás de ese molesto hijo de la pérfida albión. Le echó una ojeada desde su posición. Seguramente estaría tan nervioso como él. Se trataba del último gran premio y el título mundial estaba en juego. Y con él honor para sus países y prestigio para sus escuderías. Y dinero, por supuesto. Toda la gloria para el ganador. La corona de laurel reposaría sobre su frente.
El semáforo se puso en rojo y comenzó un nervioso parpadeo. Involuntariamente apretó la mandíbula. Una gota de sudor cayó con suavidad dibujando el borde de las gafas de caucho negro y cristal ahumado.
El semáforo pasó a ámbar. Sin duda alguna activó palancas y giró llaves, apenas conteniéndose. En un segundo llegaría la hora de la verdad. Ojalá un adelantamiento rápido y una carrera tranquila. Aunque algo en la boca del estómago le exponía con vehemencia que tendría que trabajar la victoria.
El semáforo se puso en verde. La aguja que medía el nivel de helio estaba anclada en lo alto del medidor. El duelo había empezado. Los zepelines de carreras salieron disparados de la línea de salida, con todos sus engranajes dentados rugiendo en una sinfonía mecánica, y un chorro de gas despedido tras ellos, marcando las trayectorias que seguían en el circuito aéreo, mientras los que bramaban abajo eran los miles de espectadores que se habían reunido entusiasmados con el gran premio, arrojando chisteras al aire incapaces de contener la emoción.
Cartas de Papa Noel de J.R.R. Tolkien, regreso a la infancia
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*“Querido John: **Me he enterado de que le has preguntado a tu papá cómo
soy y dónde vivo”.*
Cada Navidad, los hijos del profesor *J. R. R. Tolkien*...
Hace 1 día
4 comentarios:
Aprovechando la anterior entrada, y que ahora estoy escribiendo un relato largo retrofuturista, ahí va un micro steampunk ligero.
Gracias por el micro steampunk y suerte con el relato futurista. Me encantó el final, las chisteras al aire. Un saludo, Pedro.
Un micro muy simpático :) me ha gustado mucho.
Gracias por comentar.
Me alegra que os guste. A veces es entretenido escribir algo tan ligero como esto.
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