29. Herida psicótica.Hitchcock la hirió una y otra vez esgrimiendo un Bernard Herrmann tan afilado que podía partir una nota grave en dos agudas.
Después dejó correr la partitura por el desagüe de la bañera.
28. Herida virginal
La herida que acababan de inflingirle no podría volver a repetirse jamás, pensó sonriendo mientras abrazaba con fuerza a su pareja.
27. Herida original.
Sin que Nadie se diera cuenta, la serpiente hirió al árbol, arrancándole una apetitosa manzana.
26. Herida genética.
Tiene todas las orejotas de su padre.
25. Herida acústica.
Advertencia: el volumen de la música en este local puede causar daños permanentes en el oído.
24. Herida menor.
— Nos podrán quitar la vida, pero nunca nos quitarán… ¡la libertad!
23. Herida eléctrica.
Para contar su historia como niño vudú, Jimi hirió las cuerdas como nadie lo había hecho antes.
22. Herida molinera.
El inexpugnable gigante descabalgó al hidalgo una vez más, mientras su escudero se llevaba las manos a la cabeza.
21. Herida surrealista.
Y en un rápido movimiento le seccionó el ojo con la cuchilla de afeitar.
20. Herida naval.
Hache uno, tocado.
19. Herida del destino.
Con el mordisco le arrancó el dedo y mucho más. Se hizo visible.
18. Herida persistente.
Hay heridas que aunque parezcan poco graves, tardan mucho en dejar de sangrar. Ésta era una de ellas.
17. Herida nariguda.
Poetiza donde quiere.
Y al finalizar, os hiere.
16. Herida muy persistente.
Perdió el duelo, pues era a primera sangre.
En realidad no llegó a luchar en el mismo, pues la herida persistente continuaba sangrando.
15. Herida obsesiva.
Cada vez que su pata de palo repiqueteaba sobre cubierta pensaba en el momento de la venganza.
14. Herida matemática.
Restó uno.
13. Herida realizada.
¡Zas!
12. Herida recibida.
¡Ouch!
11. Herida cicatrizada.
¿Y el Madrid, qué? ¿Ha ganado ya la séptima Copa de Europa?
10. Herida mítica.
El desconcierto asomaba en Hércules. Cada vez que acertaba con un nuevo tajo, surgían dos cabezas de la herida del cuello cercenado.
9. Herida galáctica.
— Luke… yo soy tu padre.
8. Herida divina.
Corona de espinas en la cabeza. Lanzada en el costado. Clavos en manos y pies. Y a pesar de todas las heridas, por no hablar de la muerte, tenía ánimo para volver.
7. Herida reductora.
Ese afilado papel
me saja el dedo, me reta.
le arrebataré la miel.
No más soneto: cuarteta.
6. Herida pasajera.
— ¿Te invito a una copa?
— Mmm… no.
— ¿Estás segura?
— Mmm… bueno, vale.
5. Herida celestial.
Desde su trono infernal, al Diablo aún le dolía recordar que una vez fue un ángel.
4. Herida ventosa.
— Francamente querida, me importa un bledo.
3. Herida externa.
— ¡Zas!
— ¡Ouch!
2. Herida interna.
La echo tanto de menos.
1. Herida fulminante.
La flecha le tuvo que alcanzar precisamente en el talón.
0. Herida acumulativa.
De tantas heridas que tenía, ya no le quedó más remedio que morir.
En nuestra manzana, de R. A. Lafferty – Miniespecial R. A. Lafferty I
-
En nuestra manzana (In Our Block), de R. A. Lafferty, apareció en el número
de julio de 1965 de la revista Worlds of If, editada por Frederik Pohl, y
en 19...
Hace 1 día
3 comentarios:
Con este creativo formato rindo merecido homenaje a la web de microrrelatos Ráfagas, parpadeos
Nunca una herida me había parecido tan llena de significados. Genial!
Muchas gracias Abril.
Siempre es un placer que te pases por aquí.
Publicar un comentario