Si me ves enarbolar frente a ti una sonrisa agridulce, de las que no se acaban de formar pues alzo solo una parte de los labios y el resto no acaba de animarse, no lo dudes: se trata de un regalo envenenado. Cava un hoyo hondo y entierra todo dulzor en el fondo, y después tápalo con colinas, o montes, o mejor el Himalaya. Después te quedará el poso de la realidad, y con eso sí te debes quedar, con la acritud de esa sonrisa, con el dolor hasta el estremecimiento. Y entonces quizá pienses que un río nos separa, y que es el Yangtsé, y que está en llamas. Y no errarás, no del todo.
No obstante no has de entenderlo necesariamente como malas noticias. Si te gusta buscar la parte curva de las rectas, si cuando te miras no te limitas a tu reflejo sino que tratas de desenmarañar el borrón en el fondo del espejo, puedes quedarte hasta el final, esperar a ver lo que sucede después de la sonrisa y bajarte no en la última parada, sino una después del final de línea. Entonces, con suerte, querrás caminar un rato a mi lado y descubrir la verdad, o al menos mi verdad.
Universo de soledad, de Eugenia Triantafyllou
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Tras el de Rachael K. Jones, vamos allá con otro de los relatos que han
hecho triplete en esta temporada de premios, dado que también es finalista
de los t...
Hace 9 horas
5 comentarios:
Microrrelato escrito desde la siguiente lista de expresiones y palabras aleatorias: final de linea, sonrisa agridulce, estremecimiento, el fondo del espejo, colinas, un regalo envenenado, malas noticias, un río nos separa.
Este me ha encantado!
¡Muchas gracias!
Y gracias también por pasarte y comentar.
Un saludo.
Muy bueno!
¡Muchas gracias!
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