Uno de los detalles que llaman la atención en primera instancia de la novela Jitanjáfora, de Sergio Parra, es su similitud en muchos apartados con la saga de Harry Potter. Sin embargo, a poco que profundicemos, nos damos cuenta de que si bien estas similitudes no pueden ser mera coincidencia, las obras son tan diferentes que por no coincidir, no lo hacen ni en el género.
Jitanjáfora parte de la premisa de que la magia no existe. No obstante, gran parte de la acción se desarrollará en una suerte de Hogwarts moderno en el que se impartirán clases de magia (eso sí, magia laica), barita incluida, con diferentes grupos de alumnos o “casas” dentro de la misma, en competición entre sí. También habrá otras escuelas e incluso una dicotomía entre buenos y malos (magia blanca y negra) que anticipará conflictos futuros. Sí, suena bastante al chico de la cicatriz en la frente.
Ahora es cuando en lugar de tener como protagonista a un timorato niño para esta historia llamado a ser el elegido de turno, viajamos de la mano de Conrado Marchale, un tipo que cae bien, pero drogodependiente en rehabilitación, con un punto granujiento que le resultará muy útil en un mundo de medias verdades y mentiras absolutas. Y es que quizá la magia no exista, pero sí la manipulación a base de, entre otras cosas, dialéctica extrema llena de caracterización corporal o palabras tan bonitas como carentes de contenido (jitanjáforas como la propia palabra jitanjájora) que pueden obtener resultados tan espectaculares como lo harían los poderes místicos de un jedi.
Así, aunque existen importantes puntos comunes con la saga de la Rowling, nos encontramos con una novela bien lejana de la literatura infantil o juvenil de ésta, destinada a un público adulto, y que con frecuencia buscará una introspección profunda y demoledora, una óptica psicológica/filosófica que se ha convertido en referencia obligada a Chuck Palahniuk. No en vano, Juanma Santiago en el prólogo define Jitanjáfora como la novela que hubiera escrito Dan Brown si fuera de ciencias y hubiera leído El club de la lucha. Por lo que sé, me parece una buena definición, pero aunque nunca he leído a Brown dudo que escriba tan bien como Sergio Parra.
Jitanjáfora, más allá de una atípica obra de fantasía sobre magia sin magia, a mí me ha proporcionado un gran disfrute lector en forma y fondo. No en vano fue finalista de los premios Xatafi-Cyberdark e Ignotus. Por su extraña estructura, en la que se prescinde de seguir los corsés del género (aunque insisto: escapa bastante del fantástico a pesar de ser la etiqueta que tendríamos que ponerle caso de vernos obligados), por la capacidad para presentarnos un universo original, atractivo y consistente, mas sobre todo por la habilidad de la que hace gala Sergio Parra en el uso alambicado y perspicaz del lenguaje y la retórica, y no de forma gratuita sino justificándose con naturalidad, bien en la propia trama, bien en la construcción de personajes en cuya boca las palabras brillen con luz propia, entre los que merece mención especial el intelectual Figueredo, que acompaña a Conrado desde el principio y cuyas disertaciones no tienen desperdicio y acaban arrancando más de una sonrisa. Es éste un personaje que me hace pensar en el magnífico Settembrini de La Montaña Mágica. No obstante no quiero engañaros: Jitanjáfora no es una obra maestra de la literatura universal como el clásico de Thomas Mann, sino una novela mucho más asequible y entretenida.
Como punto negativo mencionaré el que me he quedado con ganas de más historia, y es que en la obra predomina la vasta presentación del marco en el que transcurren los acontecimientos por encima de estos mismos, si bien es cierto que este marco es muy atractivo, y a pesar de ser una novela más o menos autoconclusiva, deja al lector con ganas de continuar. Claro, que para ello ya está en el mercado su continuación, Jitanjáfora: Desencanto, que sin duda me llevaré a las manos dentro de no mucho. Confío continúe en esta fantástica dinámica, y es que Jitanjáfora quizá no sea redonda, pero sí es una de las novelas más estimulantes que he leído los últimos años.
Zendegi
-
Aunque Greg Egan es conocido sobre todo por su ciencia ficción ultradura,
de vez en cuando sorprende con algo totalmente distinto que descoloca un
poco a s...
Hace 5 días
2 comentarios:
"...una de las novelas más estimulantes que he leído los últimos años." dicho por ti, más que suficiente para interesarse por este libro. Me lo apunto en la "lista de reproducción" para este verano, y ya te cuento
La verdad es que me lo he pasado muy bien leyendo este libro.
Gracias por comentar, Suto.
Por cierto, tanto este libro como su continuación están regalados para el kindle (a 1€ cada uno).
Publicar un comentario