Si nada más despertarte te concentras, no dejas que ningún pensamiento perezoso acuda a tu mente, y tratas de hacer el esfuerzo de pensar en lo último en lo que tenías la cabeza, es probable que entonces recuerdes el sueño que tenías antes de que fueras arrancado de los brazos de Morfeo.
Al principio no resulta sencillo y sólo lo logras en pocas ocasiones, pues es fácil despistarse y una vez que esto ocurre es casi imposible arrancar nada de la memoria, por mucho que uno se esfuerce en realizar el ejercicio, pero con el tiempo puedes domar la voluntad y hacer de lo anterior un hábito, de tal manera que cada vez resultará más sencillo: es el secreto para recordar los sueños.
Yo vivo para mis sueños, pues en ellos las cosas suelen ir bien, así cada vez que me despierto me deleito con aquello con lo que estuviera instantes antes, paladeando cada detalle hasta el límite de que a veces me sorprendo a mí mismo salivando de la excitación, reaccionando con todo mi cuerpo. Claro, esto es un arma de doble filo, y muy afilada en verdad, pues en seguida la realidad hace volar mi fantasía como una ráfaga de viento un jirón de humo de un fuego apagado desde hace rato, que cuando desaparece no sabes seguro si estaba ahí de verdad o te lo habías inventado. Y la realidad deja de escribirse con erre y empieza a leerse con a de asco, y es que esto es lo que hay.
Aún con el paladeo de estas cenizas, no renunciaría a ellos, pues son la única manera de obtener lo que nunca tuve ni tendré, y en ellos viví las aventuras que para siempre me serán esquivas y estuve con la mujer con la que nunca estuve, hice lo que nunca hubiera hecho, más allá de la bondad y la maldad, escapando con sutil y descarada mofa de ellas, pues lo que uno sueña, más incluso que lo que uno desea, está por encima del bien y del mal.
En nuestra manzana, de R. A. Lafferty – Miniespecial R. A. Lafferty I
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En nuestra manzana (In Our Block), de R. A. Lafferty, apareció en el número
de julio de 1965 de la revista Worlds of If, editada por Frederik Pohl, y
en 19...
Hace 1 día
1 comentario:
Vaya... dan ganas de estar en tus sueños. Yo rara vez los recuerdo y casi nunca me alegro especialmente de haberlos recordado.
Es precioso.
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