El otro día vi una película no especialmente buena, no especialmente mala (sobre todo lo primero), pero en la que en un momento dado el atractivo protagonista le decía a la atractiva protagonista algo así como "pienso en ti en todo momento, hasta cuando estoy contigo, no paro de pensar en ti", descubriéndose al fin, dejando ver que la ama. Además del innegable carisma de semejante frase, que es lo que más me gustó del film, muy Casablanquesca, lo que me hace escribir es que ello me sugirió la obsesión del amor en este caso, que como toda obsesión asalta la mente en cualquier momento, habitualmente no deseado.
No me gustan las obsesiones porque no se puede escapar de ellas, y esto me lleva a otra película.
Hace unos cuantos años, como casi todos los cinéfilos, disfruté como un niño (niño perverso, pero niño) cuando el genio Stanley Kubrick creó Eyes Wide Shut, pero algunas escenas me rechinaban enormemente: aquellos en principio absurdos flashbacks en la imaginación de Cruise en los que se imaginaba a su mujer Nicole montándoselo soezmente con otro(s). Yo era, y sigo siendo de la opinión de que este tipo de recurso narrativo es de mal gusto pues no aporta nada a una película y en su momento me disgustó.
Tiempo después, al vivir mis propias obsesiones, las de otros, leerlas, verlas, pero sobre todo lo primero, no sólo disculpé sino que aplaudí la grosería de Kubrick, pues esa repetición fuera de lugar, molesta y subrayada con luces de neon, un leitmotiv argumental apareciendo nada sutilmente que es una de las mejores descripciones visuales de lo que es eso, anecdóticamente en la película los celos, y en general de las obsesiones.
Terribles obsesiones.
Cartas de Papa Noel de J.R.R. Tolkien, regreso a la infancia
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*“Querido John: **Me he enterado de que le has preguntado a tu papá cómo
soy y dónde vivo”.*
Cada Navidad, los hijos del profesor *J. R. R. Tolkien*...
Hace 2 días
1 comentario:
Bonita confesión, sencilla y directa..."pienso en ti en todo momento, hasta cuando estoy contigo, no paro de pensar en ti". Imagino la escena emocionante y la frase prácticamente arrancada a su dueño, casi a tirones por las evidencias de las circunstancias.
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